Los delitos informáticos o “ciberdelitos” son aquellos en los que, para su comisión, se hace uso de medios informáticos, ya sea como medio o como fin del mismo.
Conforme a la Instrucción 2/2011, de 11 de octubre, de la Fiscalía General del Estado, sobre el Fiscal de Sala de Criminalidad Informática y las secciones de criminalidad informática de las Fiscalías, los delitos informáticos se clasifican en tres bloques:
- Delitos en los que el objeto de la actividad delictiva son los propios sistemas informáticos o las TICs.
- Delitos en los que la actividad criminal se sirve para su ejecución de las ventajas que ofrecen las TICs.
- Delitos en los que la actividad criminal, además de servirse para su ejecución de las ventajas que ofrecen las TICs, entraña especial complejidad en su investigación que demanda conocimientos específicos en la materia.
En el Código Penal no existe ningún apartado dedicado exclusivamente a los delitos informáticos, sino que los diferentes ciberdelitos se tratan en el Título correspondiente al bien jurídico concreto que se pretende proteger.
Así, los más comunes son los siguientes:
- Contra la libertad:
Amenazas
Acoso o Stalking, cuando el mismo provoca una alteración grave de la vida del perjudicado.
- Contra la integridad moral:
Trato degradante.
- Contra la libertad sexual:
Corrupción de menores o Child grooming.
Pornografía infanti.
Sexting, consistente en el envío de fotografías, imágenes o textos de contenido sexual cuando afecta a menores o a adultos sin consentimiento.
- Contra la intimidad:
Descubrimiento y revelación de secretos.
Ataques a sistemas informáticos o su interceptación.
- Contra el honor:
Injurias y Calumnias.
- Contra el patrimonio y orden socioeconómico:
Estafa.
Descubrimiento de secretos empresariales.
Daños informáticos o sabotaje.
Delitos de propiedad intelectual.
Delitos contra servicios de radiodifusión o interactivos.
- Falsificación.
- Delitos de apología o incitación a la discriminación, el odio y la violencia.